Seguiremos hoy con el apartado dedicado a jugadores
históricos con una verdadera leyenda blanca que tristemente el pasado martes
cumplía 22 años de su trágica muerte, Juan Gómez “Juanito”.
Quién dice ser madridista dice ser fiel seguidor del Real
Madrid una entidad de más de cien años de historia por la que han pasado
muchísimos buenos jugadores, pero sin lugar a duda hay uno de tantos
futbolistas que vistieron la camiseta blanca que fue y aún sigue siendo uno de
los más especiales, no es otro que Juanito. Mito del madridismo, héroe blanco e
ídolo en Chamartín. Un futbolista, una persona, un hombre que marcó una época
como futbolista y al que aún más de veinte años después de su muerte, miles de
personas cada partido en el Santiago Bernabéu lo siguen aclamando y recordando.
Para ser más exactos en cada minuto siete de partido, su número de camiseta, es
cuando absolutamente todo el estadio se levanta y aplaude y aclama al mago de
Fuengirola. No se puede decir de Juanito que fuera un jugador extremadamente técnico
ni con mucha habilidad individual, tampoco poseía un físico envidiable, las
palabras más exactas para definirle como jugador son bien conocidas, esfuerzo,
sacrificio, orgullo, pasión, agresividad, sentimiento, garra, intensidad etc.
Cada segundo que Juan pasaba en el terreno era un segundo en el que corría y
corría y luchaba y sudaba la camiseta. El siete maravilla era una persona
alegre y risueña, hecho que transmitía a sus compañeros en el campo, pero de
vez en cuándo otra personalidad totalmente distinta se apoderaba de su cuerpo y
hacía cosas de las que se arrepentía inmediatamente después. Él simplemente lo
hacía y ya está, era una reacción automática que le hizo mucho daño en su
carrera futbolística. Era un jugador guerrillero, luchador, agresivo,
explosivo y a veces no podía controlar
su forma de actuar. Constantemente tenía discusiones con sus compañeros, con el
árbitro e incluso con su entrenador, pero normalmente estas pequeñas
discusiones acababan en abrazo y se zanjaban al instante. Pero de vez en cuándo
aparecía el otro Juan el irresponsable y no se podía controlar, sus peores
actuaciones como futbolista podrían ser; el salivazo que le lanzó a su
excompañero Uli Stielike cuando se enfrentaron en un partido europeo, su
agresión al árbitro Adolf Prokov o sus continuas provocaciones a aficiones que
le silbaban, pero la más desproporcionada fue el tremendo pisotón en la cabeza
que Juanito propinó al alemán Lothar Matthaus durante un partido de la Copa de
la UEFA, fue expulsado y recibió una dura sanción de cinco años sin poder
disputar competiciones europeas. Juanito
era verdaderamente madridista de corazón, y transmitía ese sentimiento a
sus compañeros pero sobre todo a la afición. No podía ocultar su forma de ser o
su alegría cuándo su equipo ganaba, él era así era nervio puro un hombre
plenamente temperamental, capaz de darlo todo sin pedir nada a cambio, incapaz
de esconder sus sentimientos, actuaba libremente sin miedo a lo que pudiera
ocurrir. Pasarán cincuenta años y todavía los aficionados seguirán aclamando al
que fue una leyenda blanca, un ídolo español de origen malagueño, un buen
jugador pero sobretodo una enorme persona.
Cuándo Juan murió todo el madridismo lo hizo con él, pero lo que está
bien claro es que siempre seguirá presente en Chamartín.
Logró una enorme cantidad de títulos nacionales a nivel
colectivo con el Real Madrid; cinco Ligas españolas, dos Copas del Rey, una
Copa de la Liga. A nivel europeo a Juan se le escapó la Copa de Europa en el
año 1981, en el que el Real Madrid perdió frente a un gran Liverpool en la
final de París. En aquella final Juan fue titular y disputó todos los minutos
posibles. Pero ya con un nuevo Madrid el de la “Quinta del Buitre” Juanito
logró ganar dos Copa de la UEFA frente a un débil Videoton y la segunda contra
un Colonia que no presentó problemas al conjunto blanco. Juanito posee varios
títulos a nivel individual como el Premio Don Balón 1977 o el trofeo Pichichi
1984 con 17 goles.
Juanito fue también un noble valedor de la camiseta de la
selección española, vistió de rojo en 34 ocasiones en las que anotó diez goles.
Jugó dos mundiales, Argentina 1978 y España 1982. Además de la Eurocopa de
Italia 1980.
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