Un futbolista único e irrepetible que podría haber llegado a ser el mejor jugador de todos los tiempos pero que decidió tomar un camino diferente al que cualquier otro futbolista de su calidad habría tomado. Mágico era simplemente calidad y técnica reunidas en un pequeño hombre y que además poseía una habilidad tremenda para sortear rivales con increíble facilidad. Además de esto era también un futbolista de creación de juego y de último pase, goles y regates espectaculares que hicieron levantar a estadios enteros de alegría. Poseía una envidiable velocidad en carrera con el balón en los pies, era capaz de hacer eslálones que siempre acababan igual; con el balón en la red. Goleador y pasador de calidad inmejorable, lanzador de faltas de córneres y de penaltis. Uno de sus regates más inverosímiles era la clásica “culebrita” de Mágico a lo que ahora llamamos elástica. Valiente y luchador no dudaba en bajar a defender si era necesario o meter la pierna para evitar un contragolpe. Poseía todas las habilidades técnicas posibles que pude dominar un jugador en el césped, pero todo lo bueno que hacía en el terreno lo echaba a perder fuera de él. Fiestero, vividor, mujeriego, vago, fumador o dormilón son algunos de los adjetivos con los que se podría describir al salvadoreño. Por culpa de esos problemas nunca llegó a jugar en un equipo grande, uno de los ejemplos más exagerados de Mágico fue en el verano de 1984 en el que estuvo a un paso de fichar por el Barça de Maradona pero un tremendo incidente corto las negociaciones; estaba de gira por Estados Unidos con el club catalán, cuando, saltó la alarma de incendios del hotel donde estaban alojados, y todos los jugadores abandonaron sus habitaciones menos él que se quedó dentro con una chica. Como este hay cientos de anécdotas de indisciplina del gran Mágico González. Una de sus más celebres frases fue: “Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy irresponsable y mal profesional, y pude que este desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme. Otra de sus grandes frases es: “Respeté al fútbol, pero no me respeté a mí”. Así pues el que podría haber sido el mejor futbolista de todos los tiempos prefirió no tomarse el fútbol con la profesionalidad que requería jugar para un grande, y por eso en España sólo jugó en el club de su vida, el Cádiz y en el Valladolid. Para muchos era mejor que Maradona e incluso Diego llegó a reconocerlo: “Es mejor que yo, es de otra galaxia”. Fue un ídolo en el Ramón Carranza de Cádiz, la afición le quiso y le defendió durante las ocho temporadas en las que permaneció en la entidad gaditana.
Mágico González obtuvo varios premios individuales en su trayectoria profesional como fue elegido en el once ideal del mundial de España 1982, fue elegido mejor futbolista salvadoreño de la historia, fue elegido varias veces mejor futbolista extranjero de la Liga, fue elegido en el Salón de la Fama del Fútbol etc. A nivel de clubes Mágico no pudo obtener gran recompensa ya que sólo logró ganar cuatro ligas de El Salvador y una CONCACAF con el Club Deportivo FAS.
Con la selección de El Salvador Mágico disputó 62 partidos en los que marcó 21 tantos. Logró clasificar a la selección blanquiazul para el Mundial de España 1982 en el que no lograron pasar de la fase de grupos.
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